Es un evento que busca rescatar y potenciar la vocación de Zipaquirá como destino turístico gastronómico, a partir de la valoración de la tradiciones heredades de la explotación salina en la minería y su antigua forma de producción en los otrora Hornos de Sal, que hicieron de este territorio famoso y de visita obligada tanto a su imponente Catedral de Sal como a sus antiguos hornos a degustar las incomparables papas saladas, descritas por Gabriel García Márquez en su libro Vivir para contarla “Las que sabían a gloria”.
De lo anterior de se derivó una mezcla de tradiciones culinarias entorno a la Sal, la sobrebarriga, la carne y el singular “piquete”. Esto produjo otras formas de expresión gastronómica, resaltando el “Caramelito Rojo”, tan importante, que hasta el maestro Jorge Veloza honró este dulce artesanal con una canción exclusiva a sus cualidades.
También se desatacan, la cuajada con melao, amasijos mostrando la huella ancestral del maíz y los muiscas. El ajiaco y, hoy por hoy nuevas expresiones de esta cocina criolla como el lomo al trapo, lomo de atún cocido sobre roca de sal ardiente, Sobrebarriga con papas a la salmuera, entre otros.